Que una persona sufra un golpe de calor en verano es algo bastante común ya que las altas temperaturas afectan al correcto funcionamiento del cuerpo humano.
Un golpe de calor no es más que un sobrecalentamiento del organismo forzado por las altas temperaturas externas.
El cuerpo reacciona intentando bajar la temperatura corporal y, para ello, lo primero que hace es tomar los líquidos acumulados de reserva para que los órganos vitales no sufran en exceso.
El golpe de calor se manifiesta con los siguientes síntomas:
- Sequedad y enrojecimiento de la piel
- Calambres
- Debilidad y mareo constante
- Orinar escasamente
- Palpitaciones frecuentes
- Hiperventilación
- Debilidad y mareo constante
El grupo de población que se ve más afectado suelen ser los niños menores de 10 años y las personas mayores de 65 así como todas aquellas personas que realicen actividades físicas al aire libre o que se expongan al sol durante mucho tiempo.
Es conveniente tener en cuenta que los enfermos crónicos en tratamiento regular suelen sufrir golpes de calor habitualmente
Cómo combatir el golpe de calor
Lo primero que hay que tener en cuenta es que para tratar el golpe de calor hay que bajar la temperatura corporal del cuerpo así como proporcionarle un extra de líquidos.
Para ello, debemos:
- Trasladar a la persona afectada a un lugar ventilado, fresco y a la sombra
- Proporcionar agua natural (no fría) en pequeños sorbos y en intervalos de 5 minutos para que el organismo lo asimile
- Desvestirla de toda aquella ropa que le pueda oprimir el cuerpo
- Aplicar gasas o telas húmedas en la frente, el cuello, las muñecas y los hombros para bajar la temperatura.
- No mover a la persona hasta que esté completamente recuperada y que ésta no realice ningún tipo de ejercicio físico durante las siguientes 12 horas.
En caso de que los síntomas no remitan, lo mejor es llevar a la persona al centro de salud más cercano.
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